Érase una vez, en un país con paisinas, un abuelito y una abuelita eran aficionados a tejer punto. Eran tan mañosos, tan amañados, tan viejos, tan esmirriados, que se llevaban el día tejiendo chorradas y, como tenían tanto tiempo libre, acabaron haciendo un bordado: ¡un león ahogándose en salsa verde! Todos los lugareños y lugareñas adoraban al león
Y como en todas las historias hay protagonistas, encontramos al joven Lurdford Tercero (Lung para los amigos), un joven parroquiano con problemas de pigmentación cabelluda y dispuesto a entrenar cada día para unirse al ejército nacional y proteger a su país frente a la amenaza fantasma: chinos que practican kung fu y la lasaña gigante maligna.
Un día, Lung logra graduarse en el ejército y, como acto estival, se alista al primer ejercicio en grupo, un entrenamiento mental de lo más avanzado: lavarse el cerebro con la tele. Mientras veían la caja tonta, George Washington amenaza al país con arrasar la bandera y ataca salvajemente con sus meteoritos de papel maché, sobornando a los caballos con pienso barato y convirtiéndolos en ponis con sed de destrucción. Frente a esta situación, y con los árboles hechos unos zorros, nuestro héroe se lía a tortas con los ponis malvados, siendo inútil, porque 1.350.570 animalitos se avanzaron contra él y se hicieron popó en su camiseta. Nuestro héroe, humillado, y con la camiseta más negra que los
Y es así como Lung, nuestro asqueado jovencillo, inicia una batalla en favor de los psicotrópicos. Observemos a nuestro héroe consiguiendo Pokémon mutantes, tratando con unicornios felices, lanzando rayos ultravioleta con su cabasho mágico, realizando viajes en el tiempo con el Profesor Ciruelo
Continuará...
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Gracias a [MENTION=24208]Zola[/MENTION] y a su hack Pokémon and the Unwound Dimension por su historia, y mis más sinceras disculpas si alguna parte del escrito resulta ofensivo para cualquiera de los lectores.