Jairo Anibal Niño de su libro "La alegría de querer"
Supe que te amaba:
Supe que te amaba
-más allá de toda duda-
el día en que estabas colocando un clavo en la pared
y te golpeaste con el martillo
y a mí me empezó a sangrar el dedo pulgar.
Unos dicen que el mundo sucumbirá en el fuego,
otros dicen que en hielo.
Por lo que yo he probado del deseo,
estoy con los que apuestan por el fuego.
Pero si tuviera que perecer dos veces,
creo saber bastante acerca del odio
como para decir que en la destrucción el hielo
también es poderoso
Y bastaría.
Robert Frost está estableciendo dos paralelismos: deseo-fuego, el fuego del deseo; y hielo-odio, el odio como expresión máxima de frialdad, crueldad, lo contrario del amor.
Y dice que ambas fuerzas, fuego y hielo, deseo y odio son las mayores fuerzas destructoras que existen (que harán sucumbir al mundo).
Tal como lo expresa, el mundo sucumbirá por el deseo aunque si todavía quedara algo, si pudiera revivir, el odio que se extendería en el lugar que antes ocupaba el deseo, provocará una segunda extinción.
Una forma de resumirlo con una sola frase combinada sería por ejemplo: Lo que no muera por el deseo, lo hará por el odio.
Por último, como experiencia personal Robert Frost afirma conocer ambas fuerzas, ha "probado" el deseo y ha "conocido" el odio y ha descubierto que son tan destructivos el uno como el otro.
Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve
presoledad
después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad
ya se que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo
sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en es sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo
los datos objetivos son como sigue
hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos
claro que la soledad no viene sola
si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se vera un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buenagente
después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad
conforme
pero
que vendrá después
de la soledad
a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si se
que mas allá de mi soledad
y de la tuya
otra vez estas vos
aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después
de la soledad.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.